A finales de junio de 2007, un grupo de empresarios comprometidos con el baloncesto de la ciudad (Pilar Acosta, Eduardo Chacón, Abelardo Martín, Pedro Núñez y Pepe Alvarado), junto con el joven Manuel “Piti” Hurtado, el “salvador” de la cantera cacereña José Manuel Sánchez y “Manu” Moraga, directivo del histórico Club San Antonio, decidieron unir a las “familias” del baloncesto cacereño en un proyecto común. Con el apoyo de la alcaldesa de la ciudad, Doña Carmen Heras, el patrocinio de la candidatura a Capital Cultural Europea 2016, y las eficaces gestiones de la directiva de Caja Duero en Cáceres, a principios de julio, el proyecto se hacía realidad.
La adquisición de la plaza del Caprabo Lliria en la categoría Leb Plata devolvía a Cáceres al mapa del baloncesto español del que había desaparecido durante un par de años. Se acabó la sequía y la ciudad se preparaba, de nuevo, para volver a vibrar con el deporte de la canasta.
Con la plaza de Lliria llegaron su entrenador, Fede Pozuelo, y los jugadores, Luis Gruber, Sidao Santana y Manu Valdivieso. A ellos se unirían, como capitanes del barco, los locales Juan Sanguino, que volvía a casa, y José María Panadero, que cumplía su sueño de jugar para el equipo profesional de su ciudad. Otro extremeño, el joven Félix Ortiz; la promesa del Estudiantes, Alberto Aspe; y el sub 20 italoargentino, Ricardo Busciglio; unidos al americano, David Patten y al dominicano, Kelvin “El Pollito” Peña, componía la primera plantilla de nuevo club.
Tras vencer sus cuatro primeros partidos de liga, el equipo cacereño encadenó una serie de derrotas que, a falta de cuatro jornadas para terminar la primera vuelta desencadenarían la llegada de jugadores como Stan Zuzak o Sam Jones y la posterior destitución de Fede Pozuelo. En su lugar, como interino, Piti Hurtado, hasta entonces director general, toma las riendas del vestuario para llegar al ecuador de la temporada con (6-11). La segunda vuelta, con Hurtado confirmado en el banquillo y el cambio de americano, el veterano Harper Williams en sustitución de David Patten, fue otra historia. Imbatido en su feudo, el Cáceres sólo perdió tres encuentros en Illescas, Gijón y Prat y se plantó en los play off como séptimo clasificado (14-3), algo impensable en Navidades. Al equipo se habían incorporado, sin mucha trascendencia jugadores como José López Varela y, tras la espantada de Sidao Santana, el griego Vassilis Kitsoulis.
Balones de baloncestoLos cacereños le dieron la vuelta al factor cancha y se deshicieron por la vía rápida del Caja Rioja en los play off y se plantó en la Final a 4, que viviría como anfitrión, en busca del ascenso. Illescas, la bestia negra cacereña de la temporada, y la mala fortuna de la lesión de Panadero, capitán del equipo y que estaba realizando un gran final de temporada, acabaron con el sueño del ascenso. Sin embargo, menos de un año de historia, todos los objetivos se habían cumplido y se podía afirmar que sí, que el baloncesto en Cáceres, por fin había resucitado.
En la temporada que se inicia, los objetivos del Cáceres 2016basket pasan por competir al máximo en la misma competición que en la temporada 2004/05 su club predecesor tuvo que abandonar por problemas económicos.
Fuente: www.caceres2016-basket.com
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